El video de la legisladora libertaria generó rechazo inmediato en el Alto Valle, donde productores aún evalúan daños severos tras la tormenta. La reacción reavivó críticas por la desconexión del espacio con la realidad del sector y coincidió con la declaración de emergencia agropecuaria a nivel nacional para Río Negro.

Mientras los productores relevan pérdidas millonarias y buscan determinar el alcance del daño sobre peras, manzanas y frutales de pepita, distintas entidades rurales salieron a repudiar públicamente la postura de la legisladora. Señalaron que la tormenta no solo provocó daños materiales irreversibles, sino que también pone en riesgo la continuidad de cientos de trabajadores temporarios que dependen de la cosecha. En este escenario, los referentes del Alto Valle consideraron que la actitud de Villaverde “agrava el desconcierto” en un momento de extrema vulnerabilidad.

La polémica tomó mayor dimensión al coincidir con la declaración de emergencia agropecuaria a nivel nacional para la provincia de Río Negro. La medida busca ofrecer alivio fiscal y herramientas financieras para que los productores puedan enfrentar la recuperación. Sin embargo, el contraste entre la asistencia oficial y la reacción de la legisladora alimentó cuestionamientos sobre la sensibilidad del espacio libertario ante la crisis del sector frutícola, uno de los pilares económicos de la región.

A nivel provincial, dirigentes de distintos espacios políticos condenaron la actitud de Villaverde y remarcaron la necesidad de respaldar al Alto Valle en un contexto crítico. Destacaron que la producción frutícola requiere condiciones climáticas estables y que episodios como el del fin de semana pueden comprometer de manera estructural las exportaciones y la competitividad regional. También insistieron en que la respuesta institucional debe priorizar el acompañamiento técnico, crediticio y logístico para sostener la actividad.

Con el malestar aún en ascenso, las organizaciones rurales esperan que la legisladora rectifique sus dichos y tome dimensión del daño ocasionado. Para los productores, el episodio vuelve a poner sobre la mesa la desconexión entre algunos sectores políticos y la realidad cotidiana de quienes dependen directamente de la tierra. En un año marcado por la incertidumbre climática y económica, la controversia suma tensión a un panorama ya complejo para el corazón productivo de Río Negro.

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