Designada directamente por Karina Milei y Lule Menem desde Buenos Aires, la candidata a senadora vuelve a estar en el centro de la polémica por su pasado, que la vincula al tráfico de drogas y le valió la prohibición de ingresar al país. Aun así, busca representar a Río Negro en el Congreso. Su historial genera inquietud no solo por las causas que la rodean, sino también por la duda sobre a quién responderá si llega a ocupar una banca: a los rionegrinos o a sus jefes en la Casa Rosada.

Años atrás, la dirigente fue detenida en el aeropuerto de Florida con 400 gramos de cocaína, causa que culminó con su prohibición de ingreso al territorio norteamericano. Pese a este antecedente, Villaverde logró proyectarse políticamente dentro del espacio libertario, y hoy aspira a representar a Río Negro en el Senado.

La situación genera malestar dentro y fuera del propio espacio político, donde algunos dirigentes consideran que su candidatura contradice el discurso de transparencia y orden que busca sostener La Libertad Avanza. Diversas organizaciones civiles, en tanto, reclamaron a la Justicia y al Congreso que se analice su caso y se evalúe la inhabilitación para ejercer cargos públicos, en el marco de la Ley de Ficha Limpia.

Más allá de las causas judiciales, el debate político se centra en el origen y la forma en que fue designada, ya que su postulación fue impuesta desde la cúpula porteña del partido, sin participación de la dirigencia local. Este hecho reaviva la discusión sobre la falta de autonomía en las decisiones nacionales y el riesgo de que las bancas que correspondan a las provincias terminen representando intereses externos al territorio rionegrino.

“Villaverde no solo carga con un pasado judicial complejo, sino que además simboliza una forma de hacer política que ignora la voz de las provincias”, señaló un referente local consultado. En este contexto, crece la inquietud sobre a quién responderá si llega al Congreso: a los rionegrinos o a sus jefes en la Casa Rosada.

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