Mientras la morosidad en los pagos de familias argentinas alcanza su nivel más alto en 17 años, el oficialismo sostiene que el fenómeno refleja un mayor acceso al financiamiento.
La mora en los pagos de tarjetas de crédito y préstamos personales alcanzó en agosto un nuevo récord histórico, según datos del Banco Central. De acuerdo con el “Informe sobre Bancos”, el nivel de irregularidad del crédito en los hogares trepó al 6,6% del total, el valor más alto desde julio de 2008. En comparación con julio, el incremento fue de un punto porcentual, lo que evidencia un fuerte deterioro en la capacidad de pago de las familias.
Desde el Gobierno, sin embargo, explican que este aumento no necesariamente implica un empeoramiento estructural, sino que está vinculado al crecimiento del crédito durante los últimos meses. Según fuentes oficiales, más personas están accediendo a préstamos personales, tarjetas y créditos hipotecarios, lo que eleva también el número absoluto de deudores con atrasos.
Pese a la interpretación oficial, los especialistas advierten que la combinación de tasas elevadas y un marcado “apretón monetario” ha dejado a los hogares en una situación crítica. Con tasas nominales que promedian el 82% anual y un Costo Financiero Total aún mayor, el endeudamiento se vuelve difícil de sostener, especialmente cuando la inflación esperada ronda el 22% anual, según el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) del propio Banco Central.
El informe también muestra que la mora total del sistema financiero, incluyendo a las empresas, se ubica en 3,7%, lo que evidencia que el problema se concentra en el consumo familiar. Los analistas señalan que el ajuste monetario y la pérdida de poder adquisitivo están afectando la capacidad de pago, y advierten que, sin una baja sostenida de las tasas o una recuperación de los ingresos, el riesgo de un mayor deterioro del crédito minorista seguirá latente.








