Ubicada en el mar de Tasmania, esta joya natural de Australia solo permite el ingreso de 400 visitantes simultáneos. Su modelo de turismo sostenible la convirtió en uno de los destinos más exclusivos y preservados del planeta.

A 600 kilómetros de Sídney, Lord Howe Island fue declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO gracias a su biodiversidad única. Playas vírgenes, selvas subtropicales y un arrecife coralino intacto la transforman en un santuario ecológico.

El cupo turístico busca evitar el impacto ambiental que sufren otros destinos masivos. Los hoteles deben operar con energías renovables y gestionar sus residuos bajo estrictos protocolos ecológicos.

Además de sus paisajes, la isla ofrece experiencias de bajo impacto: senderismo, buceo, observación de aves y kayak. Los autos están prohibidos, y la bicicleta es el principal medio de transporte.

Según la Oficina de Turismo local, el modelo demuestra que la exclusividad no está en el lujo, sino en la armonía con la naturaleza: “Queremos que cada visitante se sienta huésped, no consumidor”.

SEGUÍ EN LÍNEA