Con el crecimiento sostenido de la banca digital, que ya concentra más del 80% de las operaciones, las entidades financieras buscan nuevas formas de proteger a los usuarios.
En la Argentina, las operaciones bancarias se volvieron mayoritariamente digitales. Más del 80% de las transacciones se realizan hoy a través de canales online, lo que obliga a los bancos a replantear sus estrategias de seguridad y atención al cliente. La clave es proteger sin generar obstáculos.
El auge de la banca digital no está exento de riesgos: las denuncias por estafas cibernéticas crecieron con fuerza en el último año, alcanzando un récord en 2024. Entre los delitos más comunes figuran el fraude online, el robo de identidad y el ingreso no autorizado a cuentas.
Ante este panorama, los especialistas coinciden en que la protección de la identidad digital ya no es solo una cuestión técnica, sino el núcleo de la relación entre entidades y clientes. La verificación en tiempo real aparece como una herramienta esencial para detectar intentos de fraude desde el primer segundo.
Gracias a tecnologías como la inteligencia artificial, los bancos pueden identificar de manera precisa a los usuarios sin complicar la experiencia. La apuesta del sector es lograr un equilibrio: ofrecer operaciones rápidas y cómodas, sin descuidar la seguridad que los clientes demandan.








