La diputada nacional y candidata a senadora en octubre rechazó el incremento de más del 7% a las jubilaciones y la suba del bono, que pasaría de $70.000 a $110.000 y se actualizaría por inflación.

La diputada nacional Emilia Orozco, actual candidata a senadora para las elecciones de octubre, votó en contra de la medida que proponía un aumento del 7% en las jubilaciones. Además, rechazó el incremento del bono destinado a jubilados, que buscaba pasar de $70.000 a $110.000 y quedar atado a un esquema de actualización por inflación. Su postura generó debate, ya que se trata de una medida de alivio económico en un contexto de fuerte presión inflacionaria que afecta principalmente a los sectores más vulnerables.

El rechazo de Orozco se enmarca dentro de una estrategia política que busca diferenciar su posición de la de otros bloques legislativos, señalando posibles riesgos de sostenibilidad fiscal o cuestionando la oportunidad de la medida. Al no acompañar el aumento, la legisladora transmitió un mensaje que refuerza su perfil crítico frente a lo que considera decisiones económicas poco responsables en el actual escenario nacional.

Por otra parte, el proyecto que contemplaba el incremento buscaba garantizar que los jubilados no pierdan aún más poder adquisitivo frente a la inflación. La suba del bono, junto con su actualización periódica, pretendía ofrecer un alivio adicional a quienes perciben haberes bajos y se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad económica. El rechazo de Orozco, por lo tanto, también fue leído como un desacuerdo con estas medidas compensatorias en favor de los jubilados.

La decisión de la diputada puede impactar tanto en su perfil político como en su campaña hacia el Senado. Mientras algunos sectores valoran la postura de firmeza fiscal y la necesidad de discutir reformas más profundas, otros la critican por no acompañar una medida que podría significar un alivio inmediato para miles de jubilados. Este voto en contra la coloca en el centro del debate sobre cómo enfrentar la crisis inflacionaria y el cuidado de las cuentas públicas, en un año electoral particularmente intenso.

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