El consumo de suplementos nutricionales crece sin pausa, impulsado por modas, marketing y el deseo de una salud óptima. Sin embargo, especialistas advierten sobre su uso indiscriminado y remarcan que no todos los organismos los necesitan. ¿Cuándo es conveniente tomarlos y qué riesgos implica el exceso?

El mercado de los suplementos atraviesa un verdadero boom. Multivitamínicos, cápsulas de colágeno, polvo de proteínas, omega 3, magnesio o vitamina D se han convertido en productos habituales en las góndolas, gimnasios y redes sociales. La promesa de más energía, mejor piel o fortalecimiento del sistema inmunológico empuja a miles de personas a consumirlos sin una indicación profesional clara.

Expertos en nutrición y medicina advierten que este fenómeno puede ser contraproducente. En la mayoría de los casos, una dieta equilibrada proporciona todos los nutrientes que el cuerpo necesita. Los suplementos, subrayan, deben ser indicados solo cuando existe una carencia específica, determinada por análisis clínicos o evaluación médica.

El uso innecesario o excesivo de suplementos puede acarrear efectos adversos. Por ejemplo, el exceso de vitamina A puede provocar toxicidad hepática, el de hierro puede dañar órganos y el abuso de proteínas podría sobrecargar los riñones. Además, muchos productos de venta libre no cuentan con regulación estricta, lo que aumenta el riesgo de consumir dosis inapropiadas o combinaciones peligrosas.

No obstante, hay casos en los que los suplementos resultan fundamentales. Personas con dietas restrictivas (como vegetarianos o veganos), embarazadas, adultos mayores, pacientes con enfermedades digestivas o quienes toman ciertos medicamentos pueden beneficiarse con aportes extra de nutrientes. En todos los casos, debe ser el profesional de la salud quien defina qué tipo de suplemento tomar, en qué dosis y por cuánto tiempo.

En definitiva, el auge de los suplementos refleja una búsqueda de bienestar, pero también la necesidad de mayor educación sobre salud nutricional. Tomar cápsulas no reemplaza una alimentación variada, el descanso, la hidratación ni la actividad física. Y aunque los suplementos pueden ser aliados valiosos, su uso debe ser siempre consciente y responsable.

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