La economía argentina muestra señales de recuperación en 2025, con proyecciones de crecimiento que destacan en el contexto global. Sin embargo, persisten desafíos estructurales que podrían afectar la sostenibilidad de este repunte.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), se espera que el Producto Bruto Interno (PBI) de Argentina crezca un 5,7% en 2025, lo que representa una mejora significativa respecto a la caída del 1,8% registrada en 2024. Este crecimiento posicionaría a Argentina como el segundo país con mayor expansión económica dentro del G20, solo por detrás de India .

Por su parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta un crecimiento del PBI del 5% para el mismo período, destacando que la economía argentina será una de las de mayor crecimiento en el mundo durante 2025 . Estas estimaciones sugieren una salida de la recesión y un retorno a la senda de crecimiento.

En cuanto a la inflación, se observa una desaceleración respecto a los niveles extremos de años anteriores. El FMI proyecta una inflación del 45% para 2025, mientras que la OCDE estima una cifra del 28,4% . Estas proyecciones indican una mejora en el control de los precios, aunque aún por encima de los niveles deseables.

El gobierno de Javier Milei ha implementado políticas de reducción del gasto público, incluyendo el cierre de ministerios y organismos, con el objetivo de achicar el Estado y reducir el déficit fiscal. Estas medidas, denominadas «motosierra profunda», buscan generar un superávit fiscal primario y fortalecer la confianza de los inversores .

A pesar de las proyecciones positivas, persisten desafíos estructurales que podrían afectar la sostenibilidad del crecimiento. La alta inflación, la deuda externa y la necesidad de reformas estructurales son aspectos que requieren atención para consolidar la recuperación económica y mejorar la calidad de vida de la población.

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