La energía solar está atravesando un auge sin precedentes en América Latina. En los últimos cinco años, países como Brasil, Chile y México han cuadruplicado su capacidad instalada, impulsados por una combinación de costos más bajos, políticas públicas favorables y una creciente demanda de energía limpia. Según datos de la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA), la región superó los 50 GW de capacidad solar en 2024, lo que representa un incremento del 230% respecto a 2019.
Uno de los factores clave detrás de este crecimiento es la disminución sostenida en los costos de instalación de paneles solares, que han caído más de un 80% en la última década. Esto ha facilitado tanto el desarrollo de grandes parques solares como la adopción doméstica y comercial en zonas urbanas y rurales. En Brasil, por ejemplo, el 13% de la electricidad ya proviene del sol, mientras que en Chile se han alcanzado récords de generación diaria durante los meses de verano.
Además del impacto ambiental positivo, la expansión de la energía solar está generando empleo local, reduciendo la dependencia de combustibles fósiles y fortaleciendo la seguridad energética de la región. Especialistas anticipan que, de mantenerse esta tendencia, América Latina podría posicionarse como un líder global en energías limpias hacia el final de esta década.







